sábado, 13 de abril de 2013

Control/Tristeza. (Borrador/Practica)


Quiero ser una persona triste, un ser reprochable de actitudes no gratas, algunas personas quieren ser astronautas u obtener el reconocimiento de mucha gente;  actualmente mis sueños no van más allá de mi cuarto con un foco que sirva pues el que tengo parpadea demasiado, y tener todas las noches una cerveza para relajarme y, tranquilamente,  criticar a secas cualquier libro que este leyendo solo por el hecho de que yo jamás seré publicado, al parecer a las personas ya no les interesan las historias de violencia cruda y sexo sin medida, Hollywood nos ha dejado sin empleo.
En realidad sueño con que la gente me vea y se ponga triste, de hecho esa es la meta que me he planteado, tanto me esfuerzo que he dejado de dormir, cuento los días marcándolos en mi pared, cuando puedes ser un desempleado toda tu vida debes aprovecharla y el transformarme en una persona verdaderamente triste parece un motivo por el cual no morir.
Deje la escuela, cada trabajo que obtengo lo hago solo con el fin de mentarle la madre al jefe, gritarles a todos que sean libres, salir corriendo mientras lloro, que algún compañero  me llame y se interese en mí solo para que yo le invente la más triste historia que un hombre pueda vivir y 6 meses más tarde se dé cuenta que soy el hijo de puta más grande que existe, y pensar que se interesó en un ser humano como yo, no lo puedo evitar mis esfuerzos dan fruto y es ahí donde me doy cuenta que estoy haciéndolo todo mal, incluso cuando el compañero de trabajo me grita las mil verdades de mi existencia y sale tras un portazo, no puedo evitar carcajearme a morir, no estoy triste, he buscado la tristeza y lo que halle es felicidad eso me convierte en el más grande perdedor del mundo, “no está mal pero tampoco está de puta madre”
El otro día, me acerque a uno de esos asquerosos lugares de comida rápida por un plástico helado de vainilla, me he subordinado a la idea que ser un perdedor es mi más grande logro, acabe con el helado y camine por el centro de la ciudad como suelo hacer de vez en vez, la gente siempre mira mi rostro, yo pienso que se cuestionan si uso maquillaje o son en verdad mis ojeras y recuerdo que hace unos 10 años que duermo 5 horas por semana, deberían observar el mundo con un litro de cafeína en sus venas, hacen que Slim sea un imbécil comparado con mi gran habilidad para fallar.
 En los ratos que paso en mi hogar siempre estoy llorando, lo desarrolle como un habito estúpido para creérmela de persona triste, desespero, le subo a lo único que permanece como recordatorio del mundo exterior en mi hogar que es la tele con las noticias locales que, ¡como mienten los bastardos!, pero a una persona como yo no se lo cojen con esos cuentos baratos, hacer llorar a un pasante del hospital civil solo se logra con los cojones bien puestos y una red de mentiras que te carcomen, seré bueno para eso de mentir pero al final de cuentas también he perdido en eso que considero mi único arte pues le vendo mis mejores historias al periódico amarillista local, la gente lo cree siempre, al igual que esas historias políticas que he desarrollado, que estúpidos son todos, viven un régimen de control diseñado por el loco desgraciado de la ciudad y no se dan cuenta, hasta celebran cuando hago un cambio insignificante en las cosas. Hace tres días me demostraron que no soy el más grande perdedor mientras ellos sigan creyendo las mierda que he creado para controlarlos, todos esos impuestos, otra carcajada,  ya me arte, nada puedo hacer mal.

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